Por Claudio Acuña
Contexto de la reforma
En los últimos
años se ha venido trabajando en el CNBA en una reforma del plan de estudios y en
una actualización curricular. Este desafío ha sido planteado desde el inicio de
su gestión por el Rector Gustavo Zorzoli y ha contado con diversas instancias en
las que participaron diferentes expertos y especialistas en educación a través
de jornadas institucionales, conferencias, charlas e intercambios que han
venido contribuyendo a un debate sobre la necesidad de actualizar el plan de
estudios.
Como resultado
de ese proceso podemos afirmar que el mismo ha contado con el impulso sostenido
del Rector y con una participación relativa del resto de quienes componen
nuestra comunidad educativa. De manera diferente y desigual fueron haciendo sus
aportes alumnos, docentes, y demás áreas que hacen a la estructura pedagógica,
administrativa e institucional del Colegio. Sin embargo, también es necesario
señalar que la ambiciosa propuesta no logró suscitar un clima de compromiso extendido
ni mucho menos un grado de participación imprescindible para el desafío
planteado. Más bien podemos decir que el objetivo propuesto logró entusiasmar parcialmente
a un sector del estudiantado. Es necesario señalar esta situación porque
entendemos que nunca se logró construir un consenso, como así tampoco se pudo generar
condiciones para un compromiso generalizado que permita plasmar un proyecto de
semejante envergadura por parte de quienes van a ser afectados, de una manera u
otra, por una eventual reforma.
El otro aspecto
a tener en cuenta, cuando hablamos del contexto de la reforma, son los vientos de cambio que soplan sobre el
sistema educativo y que se proponen desde el Gobierno nacional. Hay un claro cuestionamiento
a los paradigmas en los que se desarrolló nuestro sistema educativo en las
últimas décadas, al sentido de la escuela y al rol de los docentes. En esta nueva oleada de neoliberalismo a
escala regional y con una crisis en los sistemas educativos que trasciende –en
muchos casos- las fronteras del continente, se plantea un cambio profundo. Las
reformas que se proponen apuntan a cambiar la concepción de la Educación que
hemos tenido hasta el momento, dejando de concebirla como un Derecho que
tenemos como ciudadanos para convertirse en un servicio y una inversión. Una
inversión por parte de las empresas y también una inversión individual, del
propio estudiante del que dependerá –según su formación- la futura penetración
en el mercado laboral. El cambio de concepción en la educación apunta a
producir una nueva subjetividad -la del individuo emprendedor- y para esto se
necesita algo diferente al docente formador, más bien se necesita un entrenador
en competencias que ayude a formar en nuevas destrezas y habilidades:
En el fondo, lo que más ha cambiado en el mundo de la enseñanza es el
protagonista al que se le dirige la educación o la instrucción. No es lo mismo
enseñar a ciudadanos que enseñar a emprendedores […]. Al pasar de un plano a
otro, pasamos del universo de los derechos y libertades, al de un material
humano completamente diferente: individuos que se enfrentan al mundo en
solitario […]. Lo que se viene llamando últimamente, tanto desde la derecha
como desde la izquierda, una «educación integral». (Fernández Liria, García
Fernández y Galindo Ferrández, 2017, ED. AKAL).
Esta es lo que
subyace en el discurso de Cambiemos y el PRO, quizás expresado de manera
brutal, pero es de lo que se habla: un cambio en la matriz cultural (Finocchiaro,
2017). Desde esta perspectiva hay que
mensurar la batería de medidas que se vienen tomando en los últimos
años; cambios que generan polémicas como lo es –por mencionar un ejemplo
reciente- la creación de la Universidad para Docentes. De esos cambios el
Colegio no está blindado.
Frente a este
contexto -que describimos de manera muy sintética- los alumnos vienen trabando
en un borrador de trabajo que plantea un nuevo plan de estudios y una actualización
curricular. Valorando el trabajo realizado y reconociendo una intención que se
apoya en una necesidad de modernizar el plan de estudios, creemos necesario
señalar algunas cuestiones que están
ausentes o que al menos deben ser problematizadas y profundizadas.
Algunos presupuestos para una posible reforma
Una primera
cuestión no resuelta es que tanto el plan de estudios como la actualización no
definen conceptualmente cuál sería el punto de partida cuando se piensa en el rol
de la educación. No está claro qué posición se toma frente a los debates
existentes ni tampoco cuál sería el perfil del ingresante y del egresado que se
propone como alternativa al proyecto vigente. Hay una crítica y a la vez una
impugnación al modelo enciclopedista y memorístico del Colegio, estableciendo
erróneamente cierta relación en estos términos que no necesariamente deberían
estar vinculados. Por otra parte, la crítica al modelo enciclopedista no rescata
que aún con sus limitaciones ha tenido y tiene cierta eficacia en cuanto a
preparar a nuestros egresados para afrontar estudios superiores y formarlos
para ejercer su rol como ciudadanos.
Si uno observa
el diseño de la actualización curricular parecería que –en principio- solamente
estamos ante un cambio en la denominación
de algunas de las materias y ante la presentación de algunos nuevos contenidos
y materias o cursos electivos. En este sentido, las modificaciones parecerían
no ser tan radicales. No obstante, me da la impresión de que hay aspectos que
no están profundizados –como, por ejemplo, la cuestión de las áreas y su
transversalidad-, que pueden efectivamente dejar la puerta abierta a cambios de
fondo. Parece que estamos ante un tipo de reforma que es cuidadosa en su
escritura; no existen palabras o términos que son polémicos y que están en la superficie de los debates actuales cuando se habla de la crisis de la educación o
de la necesidad de hacer una transformación de los lineamientos educativos en
general y del Colegio en particular. Por ejemplo, conceptos como “emprendedor”,
“educación al servicio de las necesidades del mercado” o “flexibilización en la
adquisición de saberes” no están presentes. Al no haber una profundización en
las cuestiones que hacen, por caso, a los contenidos curriculares, al proyecto
global o a la transversalidad, se deja la puerta abierta a otros sentidos implícitos
hacia los que se puede llegar a orientar la reforma.
En el nuevo plan
de estudios se plantea como novedad la cuestión de las Áreas por encima de los
Departamentos; me da la impresión de que esto –que significa un cambio en términos
pedagógicos- abre la posibilidad de atenuar la autonomía y el poder de los
Jefes de Departamento con respecto a sus materias, a sus contenidos, a su
dictado y a su funcionamiento. La creación de Áreas en cierta medida pone en
discusión positivamente las estructuras actuales de los Departamentos que
funcionan muchas veces como compartimentos estancos.
Por otra parte,
entiendo como una de las carencias más importante que el Proyecto no contiene ninguna
perspectiva de Género en general y tampoco a nivel curricular. ¿No se hace
necesario, en la perspectiva de un nuevo plan de estudios incorporar el binomio
educación y género?
Sin la
pretensión de hacer un desarrollo de esta problemática, está claro que esta
perspectiva no está incorporada. No está planteada curricularmente (por
ejemplo, en Filosofía, Historia, Derecho, Literatura o Educación para la
Salud), como así tampoco está incorporada -solo mencionada- la aplicación de la
Educación Sexual Integral. Un nuevo proyecto educativo, una reforma de fondo, que
no aborde esta problemática será una reforma que no esté acorde al nuevo
contexto social que existe con respecto al rol de la mujer en la sociedad y a
su lucha por la paridad de género, la igualdad y la desmitificación de roles, entre
otras cuestiones.
En este
sentido, debemos recordar que recientemente el Colegio resolvió a través del
CER adherir al Protocolo contra la violencia de género sancionado por la UBA y
además promovió –paraa consideración del Consejo Superior- un Protocolo
específico para los alumnos y alumnas de las Escuelas Medias.
Estas
resoluciones dan cuenta de esa nueva realidad que hace a la formación, a las
relaciones de convivencia y a la educación; son avances importantes para un
Colegio pensado originalmente para varones. En definitiva, estamos ante un aspecto
muy importante y la ausencia de estos elementos constituye una debilidad de la
propuesta. Tampoco está claro -y está en consonancia con la ausencia de la
perspectiva de Género- cuál va a ser el rol que van a ocupar las docentes en las
futuras estructuras pedagógicas, institucionales, y aquí no se trata de una
cuestión de cupos sino de enfoque.
Por último, entiendo
como un aspecto no abordado ni curricular, ni didáctica ni pedagógicamente el
vínculo entre la renovación que se propone desde el nuevo plan de estudios y el
Curso de Ingreso. El Curso de Ingreso aparece como un momento independiente,
sin relación con ese nuevo proyecto de Colegio. Cabe aquí también interrogarse
si un nuevo plan de estudios no debería también plantearse algún tipo de
modificación o al menos abrir un debate sobre la utilidad y modalidad del Curso
de Ingreso. Más aún teniendo en cuenta que es un momento constitutivo fundacional
en la relación de los alumnos y alumnas con el CNBA. No está ni siquiera planteado
como una cuestión que deba revisarse, o como una hipótesis de trabajo, y es
otra debilidad que tiene el proyecto.
Sin embargo,
estas críticas y diferencias señaladas no desconocen, por un lado, el trabajo
acumulado en estos años, trabajo valioso y necesario para encarar tanto una reforma del plan de estudios como
así también una actualización curricular. En este sentido, quizás se puede
pensar algún tipo de modificaciones curriculares, sin que estén atadas a una reforma
integral. Esta posibilidad puede permitir experimentar y evaluar las
actualizaciones curriculares (Plástica, Música, Informática, por ejemplo) como
así también se podría poner en práctica el funcionamiento de las áreas, la
transversalidad y la interdisciplinariedad entre las materias. Es evidente que
se hace pertinente avanzar en una serie de reformas que den paso a un proyecto
que supere los anacronismos vigentes.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario